Los nacionales se alzaron contra las fuerzas democráticas elegidas en las elecciones de 1936. Viendo que la República corría peligro, y tras la dimisión de Santiago Casares Quiroga, el Presidente Manuel Azaña entregó el poder a un moderado como Martínez Barrio (centro-derecha). El objetivo era formar un gobierno de conciliación que pudiese evitar el inicio de la guerra.
Martínez Barrio entra en el poder en la noche que va del 18 y el 19 de julio de 1936, telefonea entonces a varios jefes militares en un intento desesperado por evitar la guerra y dado que comprueba que no puede hacer nada, dimite el 20 de julio. Martinez Barrio habló con el General Mola y otros varios, que se negaron a someterse a la legalidad republicana y a un gobierno de concentración, en el que no habría marxistas ni comunistas.
A su dimisión, fue sustituido por José Giral. Iniciada la Guerra Civil, este fue partidario de la entrega de armas a las organizaciones obreras y de la disolución del ejército sublevado, pero fue perdiendo autoridad a medida que se alargaba y radicalizaba la contienda. Este gobierno duraría desde el 19 de julio hasta el 4 de septiembre de 1936.
Tras esto, Azaña se vio obligado a hacer lo que quería evitar a toda costa para salvar a la República: dar el poder a Largo Caballero (PSOE).
En conclusión, el bando nacional se alzó contra un régimen democrático, el cual terminó derivando en consecuencia a uno comunista.
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